Borré todo

La buena noticia: estoy con mi familia en casa, la mala: no guardé las notas de lo que escribí en mi celular cuando estaba en Medellín.

Y aunque no tenga que dar explicaciones, por eso no he vuelto a subir entradas a mi blog desde que volví a mi ciudad.

Me dio la desesperación cuando busqué las cosas viejitas que ya tenía escritas en las notas del celular y no estaban… Ni idea qué pasó, a veces así desaparecen las cosas en la vida, sin avisar.

Ahora, ni tú, ni este blog va a ver publicados mis bellos textos. Quién sabe, a lo mejor pudieron haber sido los mejores textos de mi vida y ya están perdidos en el cementerio virtual, o por ahí volando en el cielo de todas las cosas que borramos en este espectro tecnológico sin forma al que llamamos nube.

Haciendo una comparación muy tonta y que nadie pidió, pero que hasta yo odiaría leer porque es tan wannabe que da mucho cringe, me siento como Bukowski, que por andar con tantas prostitutas, una tipa desalmada de esas le robó sus poemas sin razón… Solo que, en este caso la ladrona prostituta sería mi estúpido descuido y despiste.

Pobres textos desaparecidos, si tenían futuro ya no lo sabremos, tal vez pudieron haber sido dignos de un premio de literatura (¡já!), o ser un clásico latinoamericano (se vale soñar), eso jamás lo sabremos, pobresita yo.

Ni siquiera Patrick Stewart lo tolera.